Hay mi piel… que se eriza con cada suspiro que se escapa de esos labios, que tiemblo poco a poco buscando esos ojos que no me han abandonado. Dime corazón ¿Qué tienes que despiertas en mi todo aquello que temo? Ese amor tan fuerte que rompe muros de cemento…
Y es que no siento pudor alguno al reconocer que tengo tus abrazos tatuados en mi cuerpo, que tus palabras y silencios son benditos, sagrados, la Biblia de la religión que sigo…
Ahogo gemidos pensando en ti, en la forma de tus letras, en el roce de tus vértebras mientras me muerdes… ¡atrápame! ¡Soy tu presa!
Dame un beso y no preguntes, pues deseo respirar a través de ti. Grita mi nombre arañando con tus dedos mi pobre piel.
Me pregunto una y otra vez como seria despertar cada mañana en tus ojos y agazaparme entre tus brazos tras desnudar mí sombra y ser solo tuya sin saber si de verdad existes o eres parte de mi locura…
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